Para mucha gente, las algas terrestres, que pueden vivir en zonas a la sombra y con suficiente humedad, así como los líquenes y los musgos, también asiduos a esa clase de sitios, merecen la misma consideración que las malas hierbas. Sin embargo, pueden estar ofreciendo más beneficios de lo que se creía, a juzgar por los resultados de una investigación efectuada por científicos del Instituto Max Planck de Química en Maguncia, la Universidad de Kaiserslautern, y el Centro de Investigaciones de Biodiversidad y Clima en Fráncfort, las tres instituciones en Alemania.
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